martes, 4 de marzo de 2008

MESSI: LAS LAGRIMAS DEL GUERRERO


Acabo de llegar a casa muy triste a pesar de la clasificación del FC Barcelona a los cuartos de final de la Champions League, en un partido opaco y frio como la noche barcelonesa; la cosa pintaba muy bien ya que a los tres minutos se adelantaron en el marcador los cules con un gol magistral de Xavi luego de una genialidad de Ronaldinho y una buena asistencia de Sylvinho. Media hora más tarde las 100 mil personas que estabamos en las gradas del Camp Nou enmudeciamos al ver retorcerse de dolor sobre el cesped a nuestro Leo Messi.
Messi, que estaba participando en el triunfo del Barcelona 1-0 ante el equipo de Glasgow, frenó de golpe, se llevó las manos a la cabeza y finalmente se dejó caer sobre el césped.


Ningún jugador lo había tocado y aparentemente se trataba de un tirón (al menos eso era lo que deseabamos), una lesión conocida por el argentino, que daba muestras de sufrir por conocer el alcance de la lesión. En una pared con el italiano Gianluca Zambrotta, en el minuto 33 del encuentro ante el Celtic Glasgow, Messi se quedó frenado en seco, se echó las manos a la cabeza, se quitó con rabia la cinta del pelo y cayó entre sollozos sobre el césped, donde fue consolado por sus compañeros.

En resúmen el partido ha dejado una imagen dramática. Leo Messi, tirado en el suelo, con las manos cubriéndose el rostro, y levantándose entre lágrimas, mientras sus compañeros le abrazaban, en una escena desoladora que ha dejado al Camp Nou con el corazón encogido. El Barça ha liquidado al Celtic (1-0) en un partido que murió en cuanto Messi se rompió. El primer diagnóstico cifra el plazo de recuperación en seis semanas. Mal asunto. Terrible.
Después ya nada fue igual, como si el mundo se hubiera detenido y todos los culés sintieramos ese intenso dolor en la pierna izquierda y desearamos llorar juntos en el hombro de Leo. Sin esa zurda, la vida es mucho más dura. Se acaba de ir y ya le echamos de menos pensando en lo que tiene por delante el equipo. Ahora solo queda cruzar los dedos para que vuelva cuanto antes y que no sea demasiado tarde para el equipo. Se perderá diez partidos, entre ellos unos cuartos de final donde esperan equipos de verdad: ahí están Manchester United y Arsenal. Como si estuvieran maldecidos, el reencuentro de los fantásticos ha durado dos semanas.
Corría el minuto 33, ya hacía media hora que Xavi había marcado, en una larga jugada que reforzó la sensación de que al Barça le esperaba un paseo. Pero Messi nunca pasea. Messi siempre corre. Y en una de sus arrancadas, cuando había dejado atrás a tres escoceses, se paró en seco y dejó correr el balón, él que nunca lo deja suelto. Se sacó la cinta del pelo y se echó al suelo. Algo iba mal. Más de un jugador se echó las manos a la cabeza, sabiendo lo que sabían, en un gesto al que se le podrían poner palabras: "No, por favor, otra vez no. Él, no".

Pues, sí, él sí. Otra vez. Como hace dos años contra el Chelsea, en una lesión --entonces fue la pierna derecha-- que le hizo perderse la final de París. Como en Mestalla, el pasado 15 de diciembre, justo antes de la visita del Madrid, y que le tuvo un mes de baja. Solo, siempre solo. Anoche, esa lesión, la misma, rotura del bíceps femoral del muslo izquierdo, volvió a resquebrajarle, reforzando el temor de que el delantero argentino nunca llegará a librarse de esta condena, y mucho menos si no es capaz de controlar su propio cuerpo.

El Camp Nou se puso a corear su nombre, pero no había consuelo. Ni para él ni para quienes mejor saben cuánto le necesitan. "Es una desgracia, sobre todo porque no es la primera vez y no hay un solo un efecto físico sino también psicológico", reconoció abatido Txiki Begiristain, destacando la necesidad de que el jugador viva "las 24 horas del día pendiente de esos riesgos, cuidando todos los pequeños detalles". Precisamente, esos riesgos motivaron su descarte inicial en el Calderón. "Había un diagnóstico y por eso se le dio más descanso".

Pero hoy, no. Igual tampoco era el día para que jugara, a pesar que todos lo reclamabamos. El problema es que con él nunca se podrá estar tranquilo del todo hasta que no aprenda a pararse cuando el cuerpo se lo pida. Pero entonces ya no sería Messi. Y solo tiene 20 años. "Estoy muy triste, me sabe muy mal por él y por el equipo", declaró Laporta, con gesto serio, lejos de la imagen que correspondería a seguir adelante en la Champions.

Según confirmaron los servicios médicos del club catalán, la lesión es la misma que sufrió en Mestalla, aunque se desconoce los milímetros de rotura de la misma, lo cual determinará las semanas que estará de baja.Messi fue centro de polémica esta semana al quedar en el banquillo el pasado fin de semana, cuando el Barsa perdió ante el Atlético de Madrid 4-2 y afición y prensa achacaron al técnico holandés Frank Rijkaard de privarse del argentino desde el comienzo del partido.
Sin embargo, las precauciones del holandés parecen quedar confirmadas hoy con esta grave lesión de Messi.

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